– Irene: He ido a hacer un taller en la exposición de Orbital Motion de Monika Grzymala en el Espacio de Arte Contemporáneo de Castellón. La artista juega con cintas adhesivas para dar tridimensionalidad al espacio. Eso me ha dado una idea… ¿como podemos redefinir las líneas de los campos polideportivos? Incluso, ¿como esa redefinición nos puede permitir crear nuevos espacios de juego? ¿Podemos redefinir las normas de los juegos a partir de la (de)construcción de las líneas?
– Wen: Incluso, para ir más allá, ¿como estas transformaciones influyen en la identidad del profesor de E.F?
Minutos después de terminar la conversación con Wen, recibí un Whatsapp de un profesor de la Universidad de Lérida:
– Hola Irene, necesitaría algún artículo sobre metodología y deporte, que hablen de cómo generar prácticas deportivas más creativas e innovadoras. ¿Alguna idea?
– ¿Qué estáis trabajando?
– Trabajo con los estudiantes de CAFE, que hacen INEF y Educación Primaria. Pues, trabajamos el relato autobiográficos y las practicas que se pueden generar y que configuran nuestra identidad. ¿Se te ocurre algo?
– Tengo en mente un taller de arte contemporáneo, identidad e educación física a partir de la obra de Orbital Motion… si te parece, vengo a Lleida y lo concretamos.
Para mí, cuando suceden estas “no casualidades” significa que todo fluye y es como una señal de que hay que seguir por ese camino. Llevaba tiempo queriendo hacer una práctica de arte contemporáneo y E.F. con estudiantes de universidad. Mis experiencias anteriores con alumnos de Infantil y Primaria fueron enriquecedoras para concretar las bases de esta metodología y ver como el arte nos abre perspectivas más reflexivas, creativas y críticas de entender la E.F. Pero siempre he tenido la motivación de llevarlo a la práctica con futuros maestros, para ver si esto ayuda a cambiar su concepción del docente de E.F. En este caso, se me presenta la oportunidad de hacerlo mediante un taller con los estudiantes de CAFE de la Facultad de Educación, Psicología y Trabajo Social de Lleida.
Delante de esta oportunidad, decidí revisarme los proyectos que había echo en años anteriores en las escuelas. Revisé los incoherencias que en su momento cometí, así como las voces de los estudiantes, mis reflexiones y las conclusiones que extraje de cada una de las prácticas. No quería caer en los mismos errores que, des de mi opinión, realicé en experiencias anteriores. Revisar mi trabajo me daba esta seguridad y a la vez, me servía para que mi motivación hacía el taller fuese cada vez mayor.
Partiendo de esta revisión, concreté la finalidad del taller: experimentar a través del lenguaje del cuerpo, el juego y el movimiento para crear ambientes de aprendizaje en torno al arte contemporáneo que faciliten al estudiante tomar consciencia de cual es su identidad profesional.
Era consciente de que solo tenia tres sesiones con los estudiantes. Por una parte, sabía que disponíamos de poco tiempo para abordar un tema tan complejo como era la identidad. Por otra parte, me motivaba tener tan poco tiempo porque eso me obligaba a buscar estrategias para provocar e estimular a los estudiantes des del primer momento.
Tenía claro que para iniciar el taller era necesario tener unas ideas previas de los valores y creencias de cada estudiante respecto a su identidad. Para ello, previamente al inicio del taller, los estudiantes tuvieron que leer entorno la identidad y responder unas preguntas.
Mi experiencia como estudiante y como becaria en la UdL me permitió saber que des de algunas materias del plan de estudios se trabajaba transdisciplinarmente en torno al arte contemporáneo. Por ese motivo, decidí que otra de las actividades previas al taller se relacionaría con los contenidos que se estaban trabajando en la materia de Geografía y Historia de Cataluña. En este caso, se estaban trabajando las cartografías y las “capas” que conforman los mapas. Por este motivo, decidí que los estudiantes tendrían que cartografiar las capas del espacio donde trabajaríamos. ¿Qué capas podemos encontrar en un campo polideportivo? La finalidad era que los estudiantes explorasen la configuración de este espacio y se familiarizasen con él. Éste trabajo serviría para seguir trabajando des de la asignatura de Geografía.
Con el trabajo previo realizado, la primera sesión tendría la finalidad de estimular a los estudiantes mediante prestamos de conciencia de artistas y colectivos que trabajen en la (de)construcción de los espacios (más específicamente con espacios relacionados con la E.F) y para presentar las obras de Monika Grzymala. Entre los estímulos expuestos presenté la exposición Rogue Game:
y los siguientes vídeos:
Para trabajar el concepto de deconstrucción de los espacios:
Para hablar de la necesidad de abandonar nuestras aulas y aprovechar las oportunidades que nos da la comunidad:
En relación a la obra de Monika Grzymala, decidimos trabajar entorno al problema que quiere resolver la artista: la deconstrucción de la bidimensionalidad de las paredes con cintas adhesivas.
Adoptamos las frases de la artista para incorporarlas en nuestros procesos de aprendizaje:
«LAS LÍNEAS SON COMO EL PENSAMIENTO GUIADO POR LA MANO»
«CON LAS CINTAS BUSCO LAS POSIBILIDADES DEL DIBUJO TRIDIMENSIONAL»
Partiendo de esta sesión de estímulos, la segunda sesión consistiría en la realización de un taller en el campo polideportivo de la Facultad para que fuesen los propios estudiantes quien (de)construyeran las líneas que conformaban la pista para crear espacios que permitieran crear nuevas posibilidades de juego.
Con los nuevos espacios creados a partir de las cintas, los estudiantes, des de su propia autogestión tenían que proponer un juego para interactuar con el nuevo escenario. Por una parte, esta dinámica evidenció como los estudiantes tenían dificultades de autogestión. Los propios estudiantes justifican este hecho porqué nunca se les había propuesto este tipo de dinámica. Por otra parte, los juegos elegidos por los estudiantes evidenciaba los modelos deportivos que tenían integrados. En un principio se propuso jugar a futbol, pero la conversación derivó a una adaptación del juego de “la bandera” con interacción con las cintas.
Posteriormente decidieron cambiar de juego. Decidieron que los distintos espacios creados eran una oportunidad para jugar a transportar uno de los miembros del equipo en brazos a “3 bases” (elegidas por ellos mismos a partir de algunas de las figuras que se dibujaron en el suelo). Una de las dificultades estaba en que todos los miembros del equipo tenían que participar en el transporte de la persona. Otra dificultad era que cada color de las cintas implicaba una acción motriz distinta. Por ejemplo, cada vez que el grupo se encontrara con una cinta roja tendrían que saltarla, cada vez que encontrara una cinta amarilla tendrían que pasarla por debajo…
La sesión terminó con una reflexión con los estudiantes donde emergieron preguntas interesantes que decido compartir con vosotros: ¿Cómo relacionamos el concepto de territorialidad con la experiencia que hemos vivido? ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos programado el espacio previamente? ¿Cómo nos han influido los modelos docentes deportivos que tenemos integrados? ¿Por qué hemos tenido tantas dificultades para inventar un juego? ¿De qué forma esta experiencia nos permite revisar nuestra identidad como docentes de educación física? Y la más complicada… ¿Cuál es la verdadera finalidad de la educación física?
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